• Utilizar colmenas de 12 paneles. Cuanto más grandes y densas las colmenas, fomentarán hasta 36.000 abejas, y la mitad de este número se destinarán a forraje. Una colmena de seis paneles soportará tal vez unas 6.000 abejas y dedicará solamente un 20% de ellas para forraje; el resto tendrá que permanecer adentro para mantener la cría templada y atender a la reina.

• Colocar colmenas en áreas abiertas con mucho sol. Demasiados son los horticultores que se preocupan mucho por esparcir colonias en busca de amparo y resultan con colmenas en la sombra o con árboles bloqueando las entradas. Por sobre todas las cosas, la sanidad y abrigo en la colmena son más importantes que el espaciamiento.

• No usar cortavientos. “Son una pérdida de tiempo”, dijo Olson. Solo bloquean el sol y hacen más daño que bien. Además, ellos solo engañan a las abejas por unos pocos segundos; una vez que éstas han volado por encima o alrededor de la cortina, ellas se dan cuenta lo ventoso que está y regresan a su colmena.

• Ubicar colmenas encima de la pila de bines o tomar otras medidas para mantenerlas templadas y secas. Esto es especialmente importante para los productores que utilizan agua de riego para el control de la helada. Si las colmenas se humedecen, ellas pasarán todo el día secando, lo que las enfría y las mantiene adentro. Una vez más, las abejas necesitan estar templadas para dejar la colmena.

• Asegurar que las colmenas tengan agua fresca. Las abejas gustan de canillas de riego que goteen y cabezas regadoras con goteo regular. Ellas también gustan del lodo. Si se colocan baldes, cambiar el agua rutinariamente y poner arpillera sobre la superficie del agua para evitar que las abejas se ahoguen.

• Asegurar que cuenten con una fuente de néctar. Las abejas encuentran proteínas en el polen pero ellas necesitan néctar por los carbohidratos. Los “Dientes de león” son una buena fuente. “Obviamente, yo creo ellos”, dijo Olson.