La campaña de la comercialización de la pera Rocha avanza marcada en Portugal por una demanda elevada que supera con creces la oferta, reducida este año significativamente por la climatología, como explica la International Sales Manager Carla Belandria. “En Portugal hay en total unas 10.000 hectáreas de pera Rocha de las que en 2022 se cosecharon 243.000 toneladas, pero este año la cosecha ha bajado a 134.000 toneladas”.

Los calibres esta campaña también han notado el impacto de una meteorología desfavorable que ha afectado a la fruta de pepita de manera generalizada en toda la península ibérica, aunque no está siendo un factor que afecte la venta.

“El calibre que suelo trabajar por lo general es el de 60-65 mm, pero este año ha escaseado y nuestros clientes, entre ellos un grupo italiano que hace las compras para una cadena de supermercados de Austria, se están llevando calibres 55-60 mm”. No obstante, “mientras el año pasado la caja de 6 kg de calibres 60-65 tenía un precio de 7,8 euros, este año, la misma caja de calibres 55-60 se paga a 12 euros”, recuerda Carla.

“Los técnicos ya adelantan que este año se espera una buena cosecha”
En 2003, la Unión Europea reconoció las cualidades diferenciales de esta pera descubierta en 1836 por Pedro Antonio Rocha en una de sus tierras de Sintra –de quien toma su nombre–, otorgándole la denominación de origen protegida Pera Rocha do Oeste. “La pera Rocha es una fruta única. Tiene un color verde a amarillo claro y se caracteriza por tener una coloración marrón cercana al pedúnculo, que en portugués se denomina carepa”.

“Comercializo la pera Rocha en países de diferentes continentes; en Europa, América y África, pero hay una zona donde aún está costando introducirla, y es Medio Oriente, justamente por la carepa. Muchos consumidores compran ‘con los ojos’ y piensan que la mancha marrón de la pera indica que está demasiado madura, pero en realidad la carepa es una medida de la dulzura de la pera, a mayor carepa, mayor dulzura; por lo que aún tenemos por delante un trabajo de comunicación y promoción en esos países”.

El dulzor es una de las cualidades diferenciales de esta pera emblemática de la región del Oeste de Portugal gestionada por la Denominación de Origen Protegida, que garantiza todo el proceso de “esta fruta única”, como remarca Carla, desde su producción a su recogida, manipulación, almacenamiento y etiquetado.

“La pera Rocha se recolecta en agosto en un periodo máximo de tres semanas. La cosecha se lleva a cabo a mano, agarrando el fruto e inclinándolo ligeramente para evitar daños en el pedúnculo que puedan generar un reclamo posterior. En solo dos horas desde que se recogen, las peras se guardan en bins de madera o plástico, se clasifican por lote y se almacenan en cámaras frías con atmósfera controlada a entre 0 y 1 °C, donde se conservan hasta 7 y 8 meses, aproximadamente hasta mayo del año siguiente”.

“Podemos encontrar manzanas Gala o Golden en muchísimos países –Francia, España, Alemania, Italia…–, pero la pera Rocha es una variedad que solo se cultiva en Portugal, lo que la hace exclusiva. Es extremadamente dulce, tiene vitaminas A, B1, B2, C y E, es fuente de fibra y de potasio, y es un poderoso antioxidante. Además, su consumo está recomendado para bebés”.

“Entre los mayores importadores de pera Rocha en el mundo están Brasil, que es el número 1; Reino Unido, Marruecos, Alemania, España, Libia, Italia o Francia. Aunque su consumo en Portugal también es importante; en el país, cada habitante consume una media de 6,3 kg de pera por año”.

“La demanda de pera portuguesa es elevada”, señala Carla, “y cada año Portugal tiene vendida su cosecha antes de ser recogida”. Ahora mismo los huertos de perales comienzan su floración en la región del Oeste y, aunque aún es pronto para hacer previsiones, “los técnicos ya adelantan que este año se espera una buena cosecha, mayor que la del año pasado”.