Productor de peras del centro de Washington innova y se adapta
Rudy Prey, contrariamente a la tendencia entre productores de peras, pone en espalderas sus frutales a fin de formar canopias arqueadas entre hileras, como lo demostró el 9 de junio de 2016, en su huerto de Leavenworth, Washington.
Rudy Prey de Leavenworth, Washington, hace cosas con sus perales que no todos, o al menos la mayoría, hacen.
El junta las ramas superiores a modo de arco para maximizar la exposición a la luz. Los planta bien cerca a fin de crear un bloque de alta densidad y comienza a podarlos dos o tres años antes que lo que la mayoría haría.
“El está empeñado en la alta densidad, que es algo difícil en cualquier lugar del planeta”, dijo Tim Smith, el profesor de extensión de la Universidad del Estado de Washington por el Condado de Chelan.
Prey sacó muchas de sus ideas de la industria de manzanas y las aplicó a las peras, las que, a diferencia de las manzanas, carecen de los verdaderos pies enanos que permiten a los productores mantener compactos los huertos. Los investigadores tratan de desarrollar tales rizomas con pocos resultados hasta ahora.
Prey no quiso esperar. “He estado haciendo esto durante 30 años, y todavía no ha sucedido. Dudo que suceda en lo que me resta de vida”, dijo Prey (51). “Estos son los pies que tenemos, y solo los hago funcionar”.
El y antes su padre plantaron en 1975 con espacios de 20×10 pies, lo que sorprendió a sus vecinos acostumbrados a 20×20 o 24×24. Con cada nuevo bloque, ellos ajustaron más y más, obteniendo producciones más tempranas y mejores rendimientos. Su padre llegó a ajustarse hasta 14×6.
Prey continuó la tendencia cuando se hizo cargo del manejo en 1966, llegando a 14×1,5 pies, alrededor de 2000 árboles por acre.
mayores ajustes.
La empinada topografía del Valle del Río Wenatchee, entre Leavenworth y Cashmere, donde se producen aproximadamente el 85% de las peras del distrito de Wenatchee, impide que angoste más sus hileras.
Al plantar los frutales bien cerca unos de otros, los obliga a competir por sus nutrientes, agua y luz solar, reteniendo el vigor e impulsando mayor cantidad de fruta. Para igualar la exposición al sol de todo el árbol, él guía las ramas atando la parte superior, creando un arco sombrío sobre cada pasillo.
“Toda luz solar contra el suelo es luz desperdiciada”, dijo.
Prey utiliza solo cordel para estirar las canopias de sus perales a modo de arcada para maximizar la exposición solar. El desistió de las espalderas hace unos años atrás, concluyendo que los perales tienen raíces lo suficientemente fuertes para poder sostenerse solos.
El llevó a cabo una prueba no hace mucho tiempo atrás, podando su huerto dos veces más rápido que a sus árboles tradicionales, algunos de 50 años. Y estima que sus nuevos bloques reducen sus gastos en $50 por bin.
La mayor parte de sus empleados viven todo el año en el huerto, aunque también emplea cosechadores estacionales.
Produce solo peras en su huerto de 75 acres, dos tercios son orgánicas. Sacó todos sus manzanos, que prosperan en las llanuras de la Cuenca de Columbia, donde no pueden los perales.
Él está feliz con sus conversiones e innovaciones, las que debate abiertamente en los talleres de invierno. Pero ha advertido a otros productores para que lo piensen mucho antes de probarlo.
“La alta densidad no es para todos”, dijo. Los productores deben comprometerse a muchos cambios en hábitos y equipamiento y estar deseosos de hacerlo en una gran superficie para ver los resultados. “Van a tener una mentalidad diferente”, agregó.
Fuente: Ross Courtney
Traducción: CAFI
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