Pulverizaciones: un plus a la educación
El gobierno federal anunció revisiones al Estándar de Protección Agrícola del Trabajador Rural en otoño pasado, señalando las actualizaciones más importantes desde que fuera implementado hace más de 20 años atrás.
Esta decisión ocupa a muchos estados a revisar sus propios programas a fin de asegurar que cumplan con las regulaciones propuestas, las que incluyen entrenamiento anual obligatorio para operarios del huerto y manipuladores de plaguicidas – en lugar de entrenarlos una vez cada cinco años – y áreas adicionales de contenido que deben ser cubiertas en esas sesiones de entrenamiento, entre otras cosas.
El estándar de protección es un programa dirigido por la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA).
En Washington, muchos de los requisitos de la propuesta de EPA, aunque no todos, ya se están cumpliendo, en gran parte gracias al programa educativo progresivo para el trabajador rural, que ha dispuesto entrenamiento a más de 20.000 personas desde su comienzo en 2000 y ha servido como modelo a otros estados.
Washington creó su programa educativo para trabajadores – una asociación entre el Departamento de Agricultura del Estado de Washington, el Departamento de Trabajo e Industria, la Universidad del Estado de Washington y patrocinadores industriales, incluyendo la Asociación Frutícola del Estado de Washington – luego de que la investigación en campo demostró que los empleadores y empleados rurales carecían de toma de conciencia sobre requisitos para equipamiento de protección personal.
El objetivo: entrenar trabajadores, supervisores y operarios, incluyendo al grupo altamente vulnerable de trabajadores de habla hispana, a trabajar sin riesgos en medio de plaguicidas y residuos de pesticidas.
Hoy en día, el programa ofrece varios talleres multiplicadores para trabajadores rurales y supervisores que cubren la seguridad de los plaguicidas, protección del respirador y procedimientos para pruebas de ajuste, así como también una clase para “entrenar al entrenador”.
Se otorga a los empleados de cualquier clase de industrias agrícolas entrenamiento de pre-licencia para aplicador de plaguicidas, incluyendo frutales y uvas para vino y mesa.
Washington también fue uno de los primeros estados en suministrar el manual de estudio y examen en español.
El curso más nuevo, probado en un programa piloto el año pasado y ahora agregado como parte del programa en 2016, suministra información necesaria para los trabajadores a fin de realizar pulverización a turbina y calibración del pulverizador.
El curso detuvo el aumento del número de incidentes por derivas de pulverización, el cuál, luego de disminuir por varios años alcanzó su máximo en 72 quejas alegando derivas en 2013, resaltando la necesidad de una educación adicional y familiaridad del trabajador rural con el equipamiento de pulverización.
El curso también aborda muchos otros temas de seguridad, incluyendo la seguridad para el tractor y el pulverizador.
Manejo del pulverizador
Los huertos han cambiado significativamente en los últimos años.
Los pulverizadores que fueron diseñados para huertos compuestos por árboles grandes y separados unos de otros, ahora se enfrentan a “paredes de frutales”, pero la tecnología de los pulverizadores ha cambiado un poco, dijo Borges, quien ha estado con el programa educativo durante 14 años luego de trabajar para distintas empresas frutícolas como encargado de huerto.
Asimismo, la forma tradicional de calibrar un pulverizador es muy complicada, y muchos trabajadores simplemente no saben cómo hacerlo. La clase enseña paso por paso lo que es una calibración y cómo hacerla.
La clase también se enfoca en si pueden utilizarse técnicas de rastreo del tiempo, a fin de reducir las desviaciones.
“Queremos enseñarles cómo utilizar el equipamiento, pero lo principal es que queremos enseñarles a que sea seguro”.
Un beneficio agregado de la clase es que los instructores no solo son los profesores; muchos asistentes ofrecen también sus ideas, dijo.
Cambio progresivo
Jaime Ramon, un empleado de la WSDA, quien ha trabajado en entrenamiento y acatamiento durante 10 años, dijo que cuando comenzó con el departamento, dicho entrenamiento consistía en tres o cuatro clases durante el curso del invierno, “y una o dos podían cancelarse”. El programa comenzaba durante la última semana de enero y duraba hasta la primera semana de abril.
Hoy en día, el número de clases ha crecido a 22, comenzando en noviembre.
“Nosotros les proporcionamos las herramientas. Les damos las ideas, las mejores prácticas de manejo de la aplicación de plaguicidas”, dijo. “Pero aprendemos mucho de los asistentes. Ellos hacen su tarea. La respuesta ha sido realmente buena, pero cuanto más participación, más aprendemos a hacer cambios que sean positivos, también”.
Las estadísticas previas y posteriores al entrenamiento demuestran que el 70% de la gente que asiste al entrenamiento del manipulador de plaguicida están ahí por primera vez, mientras que un 30% regresan para refrescar conocimiento, dijo Flor Servin de Trabajo e Industria.
Muchos repiten el curso para asegurarse estar al día sobre la última información.
“Es una excelente fuente de información”, dijo Servin. “No creo que haya alguna organización, o al menos no estoy al tanto de ninguna otra organización, que suministre estos servicios e información con la calidad con que lo hacemos nosotros, con los detalles y metodología que nosotros utilizamos. Estamos siempre cambiando y mejorando los programas todos los años. Veo esto como un beneficio importantísimo, no solo para los trabajadores, sino también para los encargados, productores y para la industria.”
En diciembre, la Asociación Frutícola del Estado de Washington reconoció al equipo educativo para el trabajador rural. Al presentar a los ganadores, el especialista de Extensión de la WSU observó que el entrenamiento del equipo en todos los aspectos, desde los estándares de protección hasta el uso del respirador ha mejorado la seguridad para miles de personas, ya sea en el trabajo o en el hogar.
“No son solo números”, dijo. “Estas son personas cambiando vidas”.
Fuente: Good Fruit Growers
Traducción: CAFI
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